Silvio Rodríguez Domínguez es el artista que fue elegido en Cuba, junto a Ernesto Lecuona, como el mejor compositor cubano del siglo XX y, junto a Joan Manuel Serrat, como el mejor cantautor hispanoamericano de la segunda mitad de siglo.
Este intérprete, a finales de los 70, tendría tres discos: “Días y flores”, de 1975; “Al final de este viaje, la vida”, de 1978; y “Mujeres”, de 1979. Pero a partir de la década de los 80 este número, incluso aumentaría considerablemente.
Junto con su producción discográfica, las innovaciones del cantautor cubano también se incrementarían. El movimiento de la Nueva Trova estaba buscando en lo más profundo de las raíces musicales de la Isla. Su objetivo era lograr una sonoridad que los identificara.
La mezcla de diversos géneros en la nueva trova era cada vez más frecuente. Unir rumba, son, guaguancó con latin jazz, blues o con música clásica, no era una rareza. Además, los temas de las canciones y las metáforas lograron alcanzar altos niveles de complejidad.
Muchos críticos afirman que el rechazo de un sector del público a estos trabajos se debe a la cultura que hay que poseer para comprenderlos.
La década de los 80 y la fama de Silvio Rodríguez
La fama de Silvio y su crítica visión del mundo se mostrarían en sus próximas realizaciones. “Rabo de Nube”, de 1980, contaría con la participación del maestro Frank Fernández, Anabell López y Tita Parra.
“Unicornio”, de 1982, incluyó la “Canción urgente para Nicaragua”, en homenaje a la Revolución Sandinista. En 1984, lanza el “Tríptico” con la colaboración de Anabell López, Pancho Amat, Frank Fernández, el Grupo Manguaré y Pablo Milanés. En 1986, graba en España el disco doble “Causas y Azares”. Para 1988, ya tiene a disposición del público otro disco doble “¡Oh, melancolía!”.
Durante este tiempo, el cantautor realizó varias giras internacionales. Visitó los escenarios de Argentina, Chile, España, entre otros. En cada uno de estos compartió sus interpretaciones con afamados artistas como Antonio Tarragó Ros, Roy Brown o Chucho Valdés. Así como con agrupaciones como Irakere, Diákara o Afrocuba.
La actualidad musical
La última década del siglo traería mucha más actividad en la carrera musical de Silvio Rodríguez. En 1992 apareció “Silvio”, primera parte de la trilogía que se completaría con “Rodríguez”, de 1994, y “Domínguez”, de 1996. Luego, en 1998, se extendería a una tetralogía con “Descartes”. En esta tetralogía se consigue un sonido acústico, logrado por el uso casi exclusivo de la guitarra y el contrabajo. En pocos momentos se hace acompañar de la percusión o de elementos electrónicos.
A la vez, Silvio nunca dejó de visitar y tocar en todas las ciudades y los eventos en los que quisieran escucharlo. Incluso realizó un proyecto comunitario que permite que las personas de las zonas más apartadas de la Isla conozcan la Nueva Trova.
La música de Silvio está en los jóvenes de hoy. Sus letras no son el panfleto de una época, sino que son el sentir de una generación y de una nación. No importa la filiación política del público, todos sienten la verdad del hombre tras la guitarra.
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