La prolífica carrera artística de Celia Cruz le valió el nombre de Reina de la Salsa.
Apodo al que hizo honor durante toda su vida. Al grito de ¡Azúcar!, Celia hizo bailar a todo un continente durante décadas y se convirtió en un símbolo musical.
De cómo nace una reina
Úrsula Hilaria Celia Caridad de la Santísima Trinidad Cruz Alfonso, conocida por todos como Celia Cruz, nació en La Habana, el 21 de octubre de 1925. Nació en el popular barrio de Santo Suárez. Creció con sus tres hermanos y once primos, a los que arrullaba y cantaba.
Su voz la heredó de su madre, que supo reconocer en la pequeña Celia el talento para la música. Desde temprana edad, cantaba para turistas y se sentaba fuera de los cafés cantantes a observar los bailes y entonar las melodías.
A pesar de que comenzó a estudiar magisterio, su afición por la música era tan grande que decidió abandonar la carrera para ingresar en el Conservatorio Nacional de Música. En su haber tenía varios premios de certámenes musicales de programas de radio. Algunos ejemplos son: La Corte Suprema del Aire, apariciones con orquestas como Gloria Matancera y Sonora Caracas. Cuando comienza a trabajar en el cabaret Tropicana conoce a Rogelio Martínez, director de la reconocida Sonora Matancera. Más tarde, él mismo la invitaría a unirse a la agrupación.
Su viaje por la Sonora Matancera
Celia Cruz reemplazaría a Myrta Silva como cantante oficial de la orquesta. Ese momento marcaría su carrera artística e impulsaría, como nunca, a la Sonora Matancera. Durante la década del cincuenta, Celia Cruz brillaría en los escenarios cubanos. Haría famosos ritmos como Cao Cao Maní Picao y Burundanga, que le ameritaría un disco dorado en 1957.
En medio de artistas de la talla de Benny Moré, Miguel Matamoros y Compay Segundo, Celia Cruz se ganó el nombre de la Guarachera de Cuba por su prodigiosa combinación vocal y escénica que la caracterizaría durante toda su vida.
Celia Cruz en los Estados Unidos
En 1960, mientras su agrupación estaba de gira por México, Celia Cruz decide no regresar a Cuba y se instala temporalmente en ese país. Luego de una breve estancia, parte para los Estados Unidos donde firma un contrato con el Palladium de Hollywood y se casa con Pedro Knight, primer trompetista de la Sonora Matancera.
Con su esposo como representante, Celia Cruz comienza su carrera como solista y graba el primer álbum con Tito Puente, afamado percusionista con el que llegaría a tener 8 discos. Su presentación en el Yankee Stadium junto a reconocidos músicos latinos, marcó el ascenso de un género musical del que sería la estrella: la salsa.
En 1974, Celia grabaría el disco Celia & Johnny junto a Johnny Pacheco, un verdadero clásico de la salsa. Además, tocaría junto a artista de la talla de Willie Colón, Ray Barreto, David Byrne, Lola Flores, Gloria Estefan, las cantantes americanas de soul Patti Labelle y Dionne Warwick y el mexicano Vicente Fernández.
Celia la única
La imagen de Celia Cruz es famosa en el mundo entero. Sus pelucas extravagantes, sus elegantes vestidos de colores y sus altísimos tacones la hacen un emblema de la música latinoamericana y, específicamente, cubana. Por su disco La negra tiene tumbao (2001), recibió el Grammy al mejor álbum de salsa.
En 2002 le fue diagnosticado un tumor cerebral que, a pesar de la operación a la que se sometió, no tenía remedio. En marzo de 2003, en el Jackie Gleason de Miami, se le rindió homenaje por su carrera artística, y unos meses más tarde, Celia Cruz fallecía el 16 de julio de 2003. Sus restos fueron sepultados en New York, luego de que se despidieran de ella todos aquellos que la admiraban y querían.
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