El tres cubano – Símbolo de una rica tradición musical

Jan 19, 2020

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El tres cubano es oriundo de la zona más oriental de la Isla.

De hecho, la primera referencia al instrumento data de 1892, durante los carnavales de Santiago de Cuba. Sin embargo, el estudioso Fernando Ortiz ha afirmado que el tres no es una invención exclusiva de Cuba, pues «ya en España existía un instrumento semejante durante el Medievo».

Diga lo que diga el respetado erudito, lo cierto es que el tres es actualmente considerado uno de los artefactos musicales más propios del país, hasta el punto de haber sido elevado a la categoría de instrumento nacional. Pieza esencial para el son cubano, gracias al maestro Pancho Amat, ha sido utilizado en melodías que fusionan el tradicional sonido cubano con el jazz y la música clásica.

Algunos de los más destacados intérpretes del tres han sido Faustino Oramas (El Guayabero), Compay Segundo, Mario Hernández, Arsenio Rodríguez, Alfredo Boloña y el propio Pancho Amat, uno de sus más actuales divulgadores.

Descripción y afinación

El tres posee tres órdenes de cuerdas dobles, colocadas sobre una superficie que tiene forma de mango a la que se une una caja de resonancia. Muchas son las apariencias que este genial instrumento puede adoptar. Los hay en forma «acinturada», de ocho, de pico o estrella, ovoide, etc. En cuanto al tipo de cuerdas, estas pueden ser simples o de tres órdenes triples. El brazo concluye en una cabeza en la que se halla un clavijero con seis clavijas.

Es bastante usual que posean, además, una baticola o sobrepuente. Suele tocarse con púas o plectros, aunque también se usan los dedos. Por otra parte, su afinación varía según la región geográfica y el intérprete. En ocasiones, coincide con la de las tres primeras cuerdas de la guitarra, mientras que en otras se le adiciona un semitono al par de cuerdas del centro.

Para hacer un Son de excelencia

No está completo un buen son montuno si el tres falta. Su función no se restringe al mero punteo melódico, sino que es un elemento fundamental a nivel armónico y rítmico. Sus notas sirven de puente para los restantes instrumentos del conjunto y los complementa. En ellos, es este quien dirige los comienzos y determina los floreos. En muchas ocasiones se alterna con la guitarra en las improvisaciones y a esto se le suma una segunda función melódica, que se conoce como rayado.

Debido a esto, en algunos conjuntos la guitarra se ha reemplazado por un segundo tres, que raya los acordes mientras el primero puntea. Manifestación palpable de la calidad de la tradición cubana, este elemento musical sirve de ejemplo también para destacar el virtuosismo de sus músicos. Estos no solo tuvieron el tino de crear un instrumento singular, sino de lograr un nivel de maestría interpretativa que, pese a los años transcurridos, aún conserva intacta su vitalidad.

No todos los países pueden vanagloriarse de un instrumento así de autóctono y querido. Poseer una riqueza cultural como esta habla de la gran tradición musical que caracteriza a la mayor isla del Caribe.

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