Un músico para la intimidad, la soledad, la reflexión. Un poeta con guitarra. Un autor con todas sus letras. Un hombre que ha llegado para decir cosas imposibles, porque de lo posible ya se sabe demasiado. Silvio Rodríguez Domínguez es un verdadero músico revolucionario.
Este hombre que nació el 29 de noviembre de 1946 en San Antonio de los Baños, se convertiría en el fundador del Movimiento de la Nueva Trova, junto a Pablo Milanés, Noel Nicola y Vicente Feliú.
Actualmente, Silvio Rodríguez ha compuesto más de 500 temas y es conocido en casi todo el mundo. Cuenta con una veintena de discos publicados. Su influencia sobre toda una generación de jóvenes músicos cubanos ha sido reconocida sin lugar a dudas, incluso por quienes no están de acuerdo con sus ideas políticas.
La música para el joven Silvio Rodríguez
Silvio Rodríguez, siendo apenas un niño de 17 años, supo que su camino era la música. Durante su servicio militar fue alumno ocasional de Mario Romeu. En 1967 se presentó al programa “Música y Estrellas”. Su debut fue con sus canciones: “Sueño del colgado y el árbol” y “Quédate”.
El público se sorprendió con los temas del joven Silvio y su popularidad fue en aumento hasta que se le confirió el espacio televisivo «Mientras tanto”. Pero el programa se vio envuelto dentro de las polémicas culturales de la época y fue finalmente cancelado.
La vida profesional y la revolución de la música cubana
En febrero de 1968 participó en la fundación del Centro de la Canción Protesta de la Casa de las Américas, junto a Pablo Milanés y Noel Nicola. En ese momento, el tema “La era está pariendo un corazón” alcanzó una gran difusión en la voz de Omara Portuondo, lo que hizo a Silvio mucho más conocido.
En 1969 se incorporó al Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC (GESI), en compañía de Pablo Milanés, Noel Nicola, Eduardo Ramos, Sergio Vitier, Leonardo Acosta y, posteriormente, Emiliano Salvador, Leoginaldo Pimental y Sara González. Todos estaban bajo la tutela de Juan Elósegui y Federico Smith, mientras que Leo Brouwer era el director del grupo.
Durante este momento compuso canciones como “El papalote”, “Cuba va”, “El Mayor”, “Canción de la nueva escuela”, entre otras muchas. Todas buscaban, en sus letras, el reflejo de una sociedad; y en sus melodías, una revolución sonora.
La música para el cine se volvió otro de sus trabajos reconocidos. La banda sonora del “El hombre de Maisinicú” es de su autoría. Estos proyectos también formaban parte de lo que había aprendido en el GESI, antes de su desintegración.
Como parte de su activa vida, en 1969, trabaja en el pesquero Playa Girón. Durante el viaje compone 72 canciones muchas de ellas conocidas como: “Ojalá”, “Playa Girón”, “Jerusalén Año Cero”, “Cuando digo futuro”, “Al final de este viaje”, “Boga, Boga”.
En la década del 70 realizó varias giras internacionales y se integró a los jóvenes movimientos artísticos. Pero nunca abandonó la composición musical. En 1975, graba “Días y flores”, con el acompañamiento de los músicos del GESI y la orquesta EGREM.
Junto a su guitarra llevó el sentir de toda esta nueva generación. Silvio llevó su arte hasta las lejanas tierras de Angola, durante la guerra.
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