Marieta por un trabajo, me cobra tres cuartos reales, mi vida eres muy carera, yo puse los materiales…
Marieta a mi me pido, tres pesos con disimulo, y dijo que me pagaba, con el tiempo y sin apuro…
Fíjate lo que te pido yo no te pido la vida de la cintura pa’bajo de la rodilla pa’rriba…
Como baila Marieta
Si decimos Faustino Oramas Osorio nadie sabe de quién hablamos, pero si en su lugar nombramos al Guayabero, todo el mundo sabe de quién se trata. El hombre del doble sentido en sus letras:
«Yo no digo lo que la gente piensa, ellos son los que ponen el doble sentido. En una ocasión un policía me dijo que lo que yo cantaba era un relajo. Le pregunté dónde estaba el relajo y no me pudo contestar, finalmente se me echó a reír».
Y es que el cubano tiene su propia idiosincrasia donde la música es una de ellas. El doble sentido en las letras de canciones es muestra de expresiones identitarias. Muchos son los que en sus letras utilizan expresiones que arrojan a conclusiones a quien las escuchan.
No es lo que se dice, sino lo que como oyente seamos capaces de entender y captar. Ñico Saquito, Miguel Matamoros, Siro Rodríguez, Armando Valdespi, Guillermo Castillo y más recientemente Tony Ávila, son algunos de los exponentes de esta forma tan típica de hacer música. Sin embargo, el máximo representante de ello es El Guayabero.
La región oriental de Cuba, específicamente la ciudad de Holguín, fue su cuna y su lecho de muerte, un 4 de junio de 1911 y un 27 de marzo de 2007, respectivamente. Vivía en la humildad. Se dice que acompañaba a su tío, por las comunidades azucareras de la región, para vender ropa y de esta manera ganar dinero para el sustento familiar.
Desde muy pequeño, a los 15 años, se inició en el mundo de la música. Se incorpora a la agrupación “Sexteto Tropical”, y tiempo después al “Conjunto Trovadores Holguineros”. Posteriormente formó su propio grupo integrado por Santana Oramas Osorio, cantante y maracas, y Candito Oramas Batista, bongó.
Su género siempre fue el son montuno tradicional, con un ritmo sencillo utilizando instrumentos como el tres, claves y maracas. Pero siempre fue el tres el que lo acompañó toda la vida. Su habilidad era la de combinar las letras con la gracia, el humor y la picardía. A pesar de su fama tanto nacional e internacional, no fue hasta el año 1985 que logró grabar su primer disco, en Santiago de Cuba. Su vida activa como músico siempre continúo hasta casi su fallecimiento, tal fue así que a los 93 años aún componía.
Hoy la Casa de la trova en su Holguín natal lleva su nombre y en ella se presentan músicos que cosechan el género y de esta manera le rinden tributo al Rey del doble sentido en Cuba.
Cultivarla o no depende de la propia consideración de cada músico, de su preparación y sobre todo de su identidad arraigada a lo popular. Como dijera el Guayabero: «Santa palabra».
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