El laúd cubano ¿por algún motivo?

Feb 17, 2020

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Se dice que Barbarito Torres, del Buena Vista Social Club, tocaba un laúd, pero no un laúd cualquiera, sino un laúd cubano.

Tanto era así que se conocía como el Jimmy Hendrix del laúd cubano. La diferencia radicaba no en la apariencia, sino en la afinación. Para los especialistas el ajuste cubano es: Re, La, Mi, Si, Fa#, Sol# (o Re).

Gracias al talento y la calidad interpretativa de Barbarito, el laúd pasó de ser un instrumento netamente para la música campesina a amoldarse a otros géneros igualmente cubanos, tales como sones, guarachas y boleros e incursionar en la música clásica, tradicional, jazz latino y bossa nova. Esa capacidad de adaptarse a las sonoridades cubanas más tradicionales es lo que lo hace típico de nuestra música.

Entonces el laúd que es un instrumento cuya función musical es dentro de lo folklórico popular, pasa a integrarse en el amplio mundo del son y el punto cubanos. Dentro del punto participa en la mayoría de los diversos conjuntos integrados también por otros cordófonos, como el Tres (Instrumento musical) y la guitarra.

Entre los distintos conjuntos aparecen dos guitarras y un laúd; o tres-guitarra-laúd; con la posibilidad de añadir algunos idiófonos, como las claves, el güiro o guayo, un machete; o membranófonos, como el bongó y la tumbadora, y un bajo rítmico-armónico, como la marímbula y el contrabajo. En el son, en ocasiones participa en las agrupaciones en que se incluyen los cordófonos citados, variados idiófonos y, en especial, membranófonos, como la tumbadora, los bongoes y las pailas o pailitas cubanas, en distintas combinaciones.

Tanto en uno como en otro grupo de conjuntos instrumentales, la función musical del laúd es fundamentalmente de carácter melódico e improvisatorio, aunque también realiza una función acompañante y armónica.

Es que el laúd nos llegó desde la madre patria: España y lo hemos ido adaptando a nuestra idiosincrasia musical. Por la importancia que le amerita existe la Escuela cubana del tres y del laúd, cuyos fundadores son Efraín Amador y Doris Oropesa:

“El laúd, el padre del complejo del punto, solo lo tocaban los viejitos, no se enseñaba. Sucedía igual con el tres, si bien se empezó a tocar en los 70 con la Nueva Trova. Pero ninguno de los dos instrumentos había salido nunca del nivel empírico. Siendo ellos quienes dieron nacimiento a dos cuerpos raigales de nuestra cultura, no se estudiaban en las escuelas. Era algo así como una discriminación instrumental: se estudiaba el piano —que es europeo—, la guitarra española…; pero para nuestros instrumentos nacionales, no se había escrito un solo método de enseñanza.”

Así se ha venido formando la conciencia de la necesidad de estudios del laúd. Ya en un aspecto más musical contemporáneo existe el trío Alter Ego. Jóvenes intérpretes del laúd cubano, tres y guitarra. Alter Ego fechó su debut en 2005 y desde entonces acumuló un repertorio de temas originales sumando versiones propias.

Único de su tipo en el país, Alter Ego avanzó su carrera a camino entre Santa Clara y La Habana, teniendo como segundo escenario a las salas capitalinas de concierto para ocasionales actuaciones.

Actualmente representan estos instrumentos a escala internacional, gracias a la identidad de los propios instrumentos y la formación que se ha implementado en las enseñanzas cubanas sobre ellos.


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