El bolero cubano (similar solo en nombre al español) surgió a finales del siglo XIX en Santiago de Cuba. La primera pieza de este género escrita en partitura fue “Tristezas” en 1883, por Pepe Sánchez.
Esta canción tiene célula rítmica en compás de 4×4, con acompañamiento musical clásico de guitarras y percusión.
Fueron muchas las voces famosas del bolero tradicional, además de Pepe Sánchez, otros como Manuel Corona, Patricio Ballagas, Rosendo Ruiz, Eusebio Delfin, Sindo Garay y Alberto Villalón, entre otros.
No se puede discernir dónde ni en qué momento se estableció la diferencia entre bolero y trova, pero fue en La Habana, donde comienza a adquirir nuevas modalidades, cuando llega a principios del siglo XX.
El primer cambio relevante en este género se produce con “Aquellos ojos verdes” (letra de Adolfo Utrera y música de Nilo Menéndez), donde el empleo de notas que definen determinados incisos o frases melódicas, no se corresponden a lo que ocurría en el bolero tradicional.
Las innovaciones de esta obra fueron resultado de la influencia recibida del impresionismo musical francés. Esta canción, en versión de Nat King Cole, se convierte en un éxito internacional.
El bolero se convierte en un género mayor
El bolero sigue evolucionando al aparecer sextetos y septetos que dan origen al bolero-son, uno de cuyos primeros ejemplos fue «Lágrimas negras», de Miguel Matamoros. En las décadas de los 40 y 50, al ampliarse el formato con más de una trompeta, piano, tumbadora y otros instrumentos, aparecen nuevas posibilidades armónicas y tímbricas en los conjuntos de Arsenio Rodríguez, Kubavana y Conjunto Casino.
Otra de las modalidades más famosas es el filin (derivado del término inglés feeling, sentimiento), donde se amplía la línea melódica, se enriquecen los textos y se logran nuevas expresiones en compositores como César Portillo de la Luz, José Antonio Méndez, Ñico Rojas y Marta Valdés.
El bolero detuvo su evolución, apareciendo nuevas combinaciones, como el beguine, mambo, ranchera, tango, chachacha, y se extendió a muchos países latinoamericanos.
Normalmente, suele cantarse por un solista, acompañado de guitarra, piano e incluso una orquesta sinfónica; a dúo de voces (primera y segunda); o por tríos, al estilo peculiar de Los Panchos en México.
El bolero recorre el mundo
Famosos cultivadores del bolero han sido Estela Raval y Los 5 Latinos (Argentina), Simone (Brasil), Lucho Gatica y Mona Bell (Chile), Alci Acosta, Juan Carlos Coronel y Charlie Zaa (Colombia), Moncho, Rocío Durcal, Dyango y Lolita Flores (España) y muchos otros más.
En Cuba, el máximo de popularidad de este género musical se alcanzó entre los años 40 y 70 del pasado siglo XX, dando paso a otros géneros como la balada y la salsa. Pero la Habana sigue siendo la capital del bolero y en ella todos los años se desarrolla el Festival Internacional Boleros de Oro, con participación de cubanos e invitados extranjeros.
Y no por gusto esta ciudad es la sede natural de esta competición. ¿Quién mejor que el Benny Moré para interpretar un bolero?
Y La Habana, escuela de música de tantos y tantos boleristas, aún alberga muchos clubes nocturnos donde disfrutar de un buen filin o muchos restaurantes en la Habana Vieja donde deleitarse con un bolero tocado por un trío tradicional.
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