La percusión en Cuba, como la conocemos hoy en día, tiene sus orígenes en los primeros esclavos africanos radicados en la isla. Con su llegada vinieron también sus sonidos y costumbres y la necesidad de comunicarse con sus dioses a través de la música.
De esta forma surgieron los tambores cubanos, típicos de la isla por lo nacional de sus materiales, y los ritmos cubanos comenzaron a unirse con los traídos de África hasta formar lo que conocemos hoy como música afrocubana.
La percusión está basada en un número bastante grande de instrumentos. Las claves, que sirven de guía para los ritmos del son y la rumba de nuestro país; el güiro, el shekeré, las pailas, típicamente cubanas; las afamadas tumbadoras; los bongos, pequeños tambores que se unen en pares y son usados en la música popular y las maracas, son algunos de los instrumentos de percusión típicos de Cuba.
Percusionistas cubanos
Cuba siempre se ha caracterizado por sus ritmos tan específicos y la fabulosa mezcla de los sonidos más tradicionales con los africanos. La percusión es la rama de la música afrocubana que más destaca a nivel internacional y ha tenido grandiosos exponentes que han alcanzado la fama en escenarios internacionales de gran renombre.
Entre los principales percusionistas cubanos destacan Tata Güines, leyenda de la percusión de la isla; Chano Pozo, uno de los congueros más reconocidos fuera de Cuba y José Luis Quintana Fuentes “Changuito”, uno de los creadores del songo y profesor de conocidos músicos como Santana y Giovanni Hidalgo.
Mongo Santamaría es, sin duda, uno de los percusionistas cubanos de mayor renombre. Nació en el barrio de Jesús María, en la capital habanera, y conoció los tambores gracias a los toques bembé a los que iba con su abuela. Su especialidad sería el bongó, con el que debutaría en el Conjunto Boloña. Su recorrido por las principales orquestas y agrupaciones cubanas de su época lo llevó a tocar en el Conjunto Matamoros y la Legendaria Sonora Matancera y a compartir escenario con Benny Moré, legendario músico cubano, Carlos Santana, Chick Corea y Tito Puente.
Dennys “Papacho” Savón es uno de los jóvenes percusionistas cubanos de mayor reconocimiento en la actualidad, junto a Fernando Favier y Brenda Navarrete, ganadora del primer premio en el certamen de la Fiesta del Tambor de Cuba por su interpretación del tambor Batá.
Pedro Pablo Martínez Campos, Daniel López Cáceres y Marcelino Teherán son otros de los exponentes principales de la percusión afrocubana, junto a la conocida agrupación Los muñequitos de Matanzas encargada de mantener la tradición musical de las religiones yoruba, abakuá y arará en nuestro país.
Muchas estrellas, un solo corazón
Desde sus orígenes hasta nuestros días, nadie puede negar la importancia de la percusión afrocubana en la forma de tocar del cubano. Como ejemplo actual podemos poner el cajón, ya usado antes en las ceremonias religiosas, pero reciclado al flamenco desde Perú a España por Paco de Lucía, y luego de vuelta a Cuba.
Aquí el cajón flamenco se encuentra con percusionistas ya duchos en él, y los dos ritmos no pudieron hacer menos que fundirse. Hoy por hoy, nuestro país tiene muchos de los mejores de este instrumento, y se lo debemos a nuestras raíces afrocubanas.
La percusión afrocubana forma parte de las raíces culturales de la isla. Relata nuestra historia, la imbricación de dos culturas tan diferentes y el nacimiento del ritmo cubano que vendría a marcar nuestra música desde entonces.
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